
Llegamos a Puerto Montt un día feriado. Ya no recuerdo que feriado era pero las calles estaban vacías, los negocios cerrados y la kombi podía pasearse por los recovecos con…
Llegamos a Puerto Montt un día feriado. Ya no recuerdo que feriado era pero las calles estaban vacías, los negocios cerrados y la kombi podía pasearse por los recovecos con…
Era sábado por la tarde. Habíamos instalado ambas kombis, una al lado de la otra, en el embarcadero de Villarica con la vista imponente del volcán de fondo.
Luego de jugar como niños en la nieve, bajamos a almorzar en la mitad de un bosque de araucarias.
Durante el viaje, hacer amigos es bastante simple. Una conversación puede develar si es que hay química o no, si es que hay temas en común o no.
Escuchamos por primera vez los nombres “Alline y Mika” cuando estábamos llegando a Chillán. Juan, nuestro kombi-amigo de Antofagasta los había recibido en su casa.
“Me sentí como una “Carmela” más, pero esa sensación duró hasta llegar a uno de los puentes que cruza el Río Bio Bio y ahí volvió la tranquilidad”.